Solté la taza sobre la mesa derramando gotas sobre la ceniza. Había estado comiendo y bebiendo toda la tarde, y hacía no mucho tiempo de una copiosa cena, al día siguiente el estómago respondería de manera implacable, pero eso sería al día siguiente...
Aquel caluroso pero nublado día veraniego estuvo formado de unos cuantos pequeños placeres; comer en la hierba, colarse en una obra, llenarse de barro, mirar el cielo de noche, cerveza... debería haber sido un gran día. Pero soy un inconformista nato. Y además sin causa, cero absoluto. El cinismo es un arma de doble filo y mas con humos sarcástico de por medio. Hacía pocos días me habían dicho dos frases que seguían rondando mi cabeza, "Tío, te quieres muy poco" y "Creo que escribes de manera demasiado personal" Creo que son de esas frases que pasas por alto en el momento con la cara de me la suda, estoy por encima, pero luego te dejan pensando. Siempre hay preguntas que te sobrecogen, y casi nunca son las que te haces tú mismo. Empatía, mi consejo de hoy. Generar vínculos por leves que sean y hacer las preguntas correctas son en gran parte de las ocasiones los secretos de la empatía. Piensa en el metro, tienes delante de tí miles de anecdotas que enroquecerían tu vida, tu experiencia, mejorarías, pero realmente quien se pone a hablar porque sí en el metro, muy pocos...
El organizador invisible de la sociedad nos dice, haceos una cárcel, poned cerrojos a vuestras vidas e interactuad lo menos posible, porque si no interactuais, no cooperaréis, y si no cooperais, nunca podreis hacerme daño. Asi que, desconocido, desconocida, si me ves por la calle, en un metro o en mi trabajo, sonríeme, y por si acaso se te olvida, sonríe a toda la gente que puedas, porque es gratis, y sobre todo, te da la oportunidad de recibir preguntar o críticas sobre las que reflexionar. Que no es poco.
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