martes, 29 de junio de 2010

La experiencia.

Me descalcé y me senté en la silla. Estar descalzo despues de una tarde de verano calurosa y tocar el parquet frío con las plantas de los pies es un placer de la vida, sin duda. Aquel día fue emocionalmente productivo, no es fácil hacer que un día lo sea, por que no escoges el día, nunca es así. En la pelicula de alfie, el protagonista dice : Los problemas que mas tememos nunca parecen materializarse, pero el que te llega un miercoles por la tarde es el que te deja sin habla" Supongo que es una gran metáfora de la vida, aunque siempre he sido un tipo de señales, de símbolos y destino.

Cuando crecemos, es más dificl todo, menos mágico, o mágico de otra forma, es más difícil ser el primero en algo, sorprenderse, maldita experiencia. Intuyo cómo funcionan algunas cosas, aunque no forme parte de ellas. No puedes ser el primer amor de alguien, en ocasiones, no puedes ser ni el amor de la vida de alguien, eso es un hecho inalienable en esta aplicada realidad, y yo me cago tremendamente en ella. Quiero inexperiencia, inociencia, que me sorprendan y a veces lo consiguen. La experiencia es la peor maestra que existe, no os engañéis, por que te advierte, te rompe la magia y jode el encanto de las sorpresas. Temer el daño, anteponerse, basura. Cuando crecemos, arrastramos juicios, pecamos de soberbia, nos hacemos un escudo de falsa sensación de calma e inteligencia y nos viene una expresión de "esto me lo esperaba", pero no es reconfortante, porque en nuestro interior, deseamos que nos sorprenda, SIEMPRE.
Arrastramos juicios errados de antemano, porque es nuestra naturaleza, y yo lo relato, pero hoy mismo volveré a pecar de todo esto, y tú, lector y lectora, también. Porque cuando uno habla claro, diez se dan cuenta de que no son especiales, y el que habla, también.
Aconsejamos y no nos dejamos aconsejar ni la mitad de las veces, porque todos sabemos qué hacer en las situaciones ajenas, pero no tenemos huevos a afrontar las nuestras. Soy un cínico, un hipócrita, y tú tambien. Deseamos mejorar, lavar nuestros pecados en un pecho ajeno, una virginal mano que nos arrope y nos haga sentir vulnerables, nos lave el alma y nos raje la fachada. Soy el sociólogo mas despiadado que conozco, y no sé amar, y lo hago y tú tampoco, y lo haces, y es, en ese instante, cuando todo viene grande, cuando somos realmente nosotros mismos. Y esa mierda es auténtica y genial.

Amar sin medida o no amar.

Ahora, a cenar y a dormir, o yo que sé, porque nunca se sabe.

Saludos desde el escritorio mas quemado con colillas que vereis en vuestra vida.

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