jueves, 10 de junio de 2010

La historia del mp3

Cayó un poco de ceniza sobre mi coca cola y pensé que mejor dentro de que fuera, dentro la tosería, o no. Fuera tendría que limpiarla.

Volvía a casa por la calle, andando, pegado a la pared, me puse la capucha negra, la gorra metida hasta las cejas y el volumen de la música al tope. Quería desvincularme del mundo en ese instante, quería taparme la cara al máximo y ser una sombra vagando hasta casa y escribirlo en este mismo momento. Pensé en los cascos, y el gran invento que eran, como podía pasar del sonido hueco de las vías y las conversaciones lejanas a tener un universo de arte en mis oídos, y me acordé de mi ex novia.

Esta es la peor historia de ruptura que he escuchado.
Laura y yo quedamos para devolvernos las cosas que ambos teníamos del otro, yo tenía algunas peliculas para ella, y habíamos intercambiado los mp3 para escuchar la música del otro. Yo llevaba el suyo, lleno al máximo de batería y con las canciones en perfecto orden. Ella tenía el mío, un par de sudaderas (entre ellas mi favorita en aquel momento), y algunas chorradas mas. Unas cervezas mas tarde nos sentíamos lo suficientemente incómodos como para irnos de alli cada uno por su lado, y así fue. Ella era bajita, muy bajita y delgada, y sus pasos parecían no tocar el suelo, como si tuviera en peso negativo, y se alejaban mientras yo conectaba mi mp3 recién recuperado.
Era lo único que me había traído, pero como generalmente soy un absoluto idiota pensé que querría volver a verme con la excusa de la sudadera. PLAY. PLAY. PLAY. No pasó nada.
Me dejó, en navidad, a media hora andando de casa, congelado, solo y triste. Pero nada de ésto me jodió mas que la vileza con la que habia actuado esa tarde: Devolverme el mp3 sin batería.
Nadie debería andar media hora en navidad sólo y a casa. Nadie debería dejar a nadie en navidad.
Pero es mujer nunca debió devolverme el puto mp3, sin batería.

Y desde entonces, la guardo un profundo y amargo rencor que crece cada día, y se solventa cuando enciendo el ipod, miro la batería, y me puedo olvidar del mundo, con una capucha, una gorra hasta las cejas y un cigarro contra el viento.

Fuck yeah.

PD: Si algún día lees esto, quiero mi sudadera.

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