jueves, 11 de abril de 2013

Tuviste que nacer francesa (parte III)

Tuviste que nacer francesa, y quizá yo tuve que nacer ave de presa,
con un quehacer y una palabra en la cabeza,
con una cerveza, con una mujer, con una estrella,
y con todo aquello que llevo y no ocupa, no suena, no pesa,
tuviste que nacer de noche y selenita,
que a ponerse el sol te brilla un resplandor en las pupilas,
como una luna en tus retinas,
y lágrimas de purpurina, que me enredan con colores a la vida.
yo tuve que nacer contigo,
separarnos al crecer para después volver, contarnos lo vivido,
con una botella de vino, y un cigarro,
un sofá, cuatro paredes, un destino, y nos fundamos como el barro.
confundirnos en la noche como extraños,
conocernos en la puerta de algún bar, sin recordar estar casados,
porque si hiciera un borrón y una cuenta nueva, 
sólo quiero la misma mujer, y ver amanecer siempre a su vera.

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