martes, 17 de agosto de 2010

Minerva. (Parte dos)

"La llave era una tarjeta, y me hubiera gustado que la llave fuese una llave. Por algún motivo, la puerta del armario se movía cuando lo que alguien llamaría aire acondicionado se conectaba haciendo dos ruidos, el soplar del aire y el chirriar del armario. Abrí la ventana y el mini bar. José cuervo, amigo, pero hoy no. Me llevé a los labios una coca cola y solté el humo. Había otra vacía en el escritorio, sosteniendo una vela perfumada que había comprado por la tarde, me hacía sentir mas en el hogar, el olor de una vela, y la cera sobre la madera. Seguramente las ridículas botellas abiertas y que el cable ducha no me llegase ni al pecho, eran reacciones naturales a las visitas de mas cretinos como yo. Me encanta joder las habitaciónes de hotel. Sonreí.

-Es paradójico tu amor por la creación, y tu alter ego destructivo y nihilista a la vez.

-Bueno, es un alter ego, tendrá que mostrar otra parte de mí, que también existe. Aunque ambas partes beben y fuman, no te preocupes.

-Ahora habla él y no tú.

-Ahora no soy yo, soy él, que tambien es parte de mí.

-Búho, te conozco, te atravieso con la mirada y vuelvo a salir con todo lo que llevas dentro, o al menos, !un eterno 85% de lo que haya en esa cabeza llena de pendientes!

-Es por el tema del control mental, como Magneto, los piercings hacen que nadie me chupe el cerebro, creo.

-Eres divertido, pero ahora no te hace falta. Te quiero.

-Yo también te quiero. Hoy, llámame Sergio."



"El silencio con cariño nunca es palabra perdida."

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