jueves, 19 de agosto de 2010

Lo insoluble de este cuento.

Pasé el triunfal arco de piedra de la catedral procurando pasar inadvertido. No quería ir al hotel aquel día, no quería hacer nada. Deseaba que apareciese un monopatín en mis manos en ese instante y dejarme caer por alguna cuesta en descenso hacia donde fuese y sentirme un poquito mas libre. Pero me descubrí en la puerta de una catedral. Desconecté los cascos, y sonaba un último instante de Ruta de Carretera, cuando apagué la música. Deseaba silencio, deseaba que los turistas que paseaban por allí cerrasen sus bocas y contemplasen de verdad el lugar donde estaban. Nada de fotos.

"Paredes doradas y tumbas de curas en altares rodeaban el interior de la catedral. Imágenes tristes y vacías de miradas huecas y muecas mas tristes en sus rostros tallados y vendidos al mejor postor. ¿Y a sus pies? Cajones con ranuras y placas de donativo. Y flores y velas de plastico que funcionan con monedas. Y mas cajones con mas ranuras y mas placas de "siéntete obligado, cristiano". Ví a una anciana rezando a los pies de una imagen de Santa Rita y pensé ¿qué se le pide a Santa Rita? Así funcionamos nosotros, a cada santo se le pide una cosa, se le hacen promesas, tratos, NEGOCIOS. ¿Cómo no va a ser el clero un mercader? Nosotros también lo somos. Es todo un negocio, y seguimos ese maldito juego. Favor por favor, moneda por moneda. Y las paredes de filigrana y flores de plástico, qué verguenza. Confesiones y absoluciones. ¿Cómo va alguien a redimirse rezando? Demuestra tu amor y no quieras quitarte losas de encima. Dios no perdona al que reza, perdona al que se redime, y rezo no es redención, no es enmienda si no significa arrepentimiento sincero.
Dios no quiero que nadie le diga lo bueno y justo que es, ha sido mal entendido desde el primer momento, imágenes de Cristo muerto entre los brazos de María, inexpresivas caras en los cuadros, MIERDA.
El concepto de un dios ha de ser amor. Un dios sonríe, si Cristo existió seguro que sonreía a todas horas, maravillado de la bondad del libre albedrío y no querría que un logotipo aspado representara su amor en el momento de su muerte.
-Dios, nunca sabré que hay de tí, pero si alguien hace algo bueno en tu nombre, habrá valido la pena, porque la realidad aplicada a este concepto en concreto, es tan sencillo como esto:
"Pórtate bien, sé bueno, y hazlo porque te sientas bien haciendo el bien, por nada mas."


Y me puse los cascos y salí de allí, habiendole dicho las cuatro cositas a un altar vacío, porque si está, estará en todas partes, o en ninguna.

"Y pasan las horas a ratos, y vuelan los sueños al raso,
y como fantasmas de aquellos muchachos,
pinto garabatos, revolucionarios en la puerta del lavabo...
... lo insoluble de este cuento."

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