La lluvia sonaba contra el cristal, como un cielo llorando a mares,
como un Dios violento odiando a los mortales,
iracundo con un mundo que te vende las estrellas,
y pagamos una vida de secuelas de doctrina en las escuelas,
de una imagen del amor distorsionada,
un querer y no poder hacer del hecho de estar bien, nuestra morada,
una búsqueda incesante del sentir,
un camino extenuante hasta la meta del querer morir por tí,
canción descafeinada y repetida hasta el desgaste,
como un mantra que nos mece en el desastre,
susurra en nuestra mente que seremos de película o de nada,
de un amor de puñalada, amor que sangra,
y frustra, si no encuentras lo que dices que te gusta,
y asusta, pensar que es otra cosa lo que buscas,
y duele, sentir que todo llora cuando llueve,
y vuelve, ese pedazo de uno mismo que se va pero no muere.
También yo te echaba de menos
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