Divagando entre las teclas de un piano de palabras,
encerrado en una jaula, de barrotes de esperanza,
esperando en una sala, que me sigue a donde vaya,
solo fumar y esperar, solo pausa...
solo busco que me tiemblen las manos de las caricias,
que me lloren los ojos de sonreír, que parezcan dos rendijas,
que una Karen o una Sienna o una Linda,
me trasladen al país de maravillas del calor en las mejillas,
y dormir... dormir hecho una bola,
acurrucado en su anestésico regazo de amapola,
y pincharme, y sangrar por cada linea de boca,
de lamer calmadamente cada tallo de sus rosas,
envenéname de vida loca, hazme un masoca,
una mascota que muerda tu ropa y bese cada huella de tus botas,
un príncipe en principio idiota,
que sabe que una vida de tu mano es una vida sin derrotas.
y mientras todos siguen sus caminos, mueven sus fichas,
las páginas de vuelta al libro, mochuelo a su olivo entre las risas,
seguiré sentado esperando una vida,
que me espera en una cama estéril pero que no olvida.
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