Era una noche sin luna como cualquiera,
una noche sin un ángel, sin sueño, sin mi guerrera,
una noche de mosquitos que se llevan lo que queda,
de una noche que me entrega a divagar por no mirar lo que hay ahí fuera,
recuerdo hacerlo lento entre cojines en un sueño,
despertar en el tormento del desvelo de lo cierto,
en el suelo de cemento de una casa en los cimientos,
que el sagrado corazón de dios impide hacer verdad lo que deseo,
y no es secreto,
el mundo está muriendo por momentos,
pidiendo algo de vida entre lamentos,
una gota en el desierto,
que se ahoga entre las dunas del infierno,
de una espera contra el destino y el tiempo.
Y de repente se ha convertido en mañana,
los pajaros cantando en la ventana como si esto no apestara,
y fingir estar contento con la vida que me amarga,
será fácil, otro día entre las máscaras doradas, realidades aplicadas.
Y de repente se ha convertido en mañana,
los pajaros cantando en la ventana como si esto no apestara,
y fingir estar contento con la vida que me amarga,
será fácil, otro día entre las máscaras doradas, realidades aplicadas.
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