No sabía muy bien cómo había llegado a eso. Hacía un calor del carajo y de alguna manera era las 2:48 de la madrugada de un Miércoles. Fui al baño a mear y a echarme agua en la cara y los brazos, la solución de los pobres sin ventilador. Llevaba tiempo sin beber hasta caerme y eso es bueno para el alma, pero malo para la cabeza. La realidad puede ser insoportable estando sobrio. Encendí otro cigarro, Dios nos odia a todos. La vida me tiene cogido por los huevos mientras un millón de goblins anarquistas dan palos de ciego que acierten o no en la piñata, dañan, duelen. La vida daña y duele y al final te mata, punto final. Sólo tenemos momentos cortos y preciosos que hacen que la mierda no huela debajo de la alfombra. Intento vivir de esos momentos, intento estar a bien con el de arriba y los de abajo, y que todo lo que no me importa me deje en paz y no vuelva para morderme el culo. No habrá un último golpe sacando fuerzas de flaqueza, no habrá un ultimo atraco al banco para vivir de las rentas. Intento ser el jodido hombre recto. Comenzar mi vida. Hacer las paces con Dios.
Tengo una oración que se repite cada noche,
tengo un corazón que está cerrado con un broche,
y un brote de alquitrán en las costillas y un reproche,
una reclamación a un dios injusto que desoye.
tengo miedo a todo lo presente y lo pasado,
ganas del futuro y de cumplir con lo acordado,
llamas y ceniza, cicatrices y arañazos,
y un regalo entre mis manos con un lazo.
y detrás de cada verso hay un secreto,
y detrás de cada foto hay un recuerdo,
pero ya nadie se encarga de leerlo,
escribo para tres y los demás solo idealizan un concepto,
no es tan fácil,
hacer que todo fluya grácil siendo tan volátil,
limpiarme el culo en rima con el filo de mi lápiz,
no es tan fácil, vivirlo como contarlo,
cuando no te queda nada, elegir no es necesario.
Y en cada calada el humo de un fantasma,
cada imagen traicionera que me plasma la cabeza y no se larga,
cada golpe y puñalada, cada pico y cada pala,
yo solo quiero empezar, la realidad deseada.