Te tengo en una bola de cristal entre las manos,
te llamo entre las olas de este mar, entre tiranos y tirados,
Dulcinea, que no estás y si no estás la vida es fea,
sólo una montaña rusa que marea,
y qué manera de querer, y qué frágiles soñamos,
tanto en juego que perder por salirse del rebaño,
luchar y perecer para volver a ser humanos,
morir para nacer, luego crecer para encontrarnos.
vivir la soledad solo es bueno cuando eliges,
fingir para ocultar que en esta vida lo importante son matices,
y un camino que ha dejado cicatrices,
en la barra de este bar, el veneno ya ha dejado de servirse,
y ahora fuera está lloviendo de tu parte,
el cielo llora enfermo cada pérdida de fe tosiendo sangre,
y las calles inundadas de la esencia de tu arte,
porque lea, escuche, escriba, pinte o beba, estás en todos los lugares.
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