Mi coca cola esta noche brillaba con ron y limón, apunté con un láser a la pared que tenía en frente y ví el hilo rojo, suficiente humo, había vuelto totalmente.
-¿Crees que aquí podrías escribir en paz?
-Nadie que escriba nada que merezca la pena lo escribe en paz.
Dí un sorbo mas. El vaso esta serigrafiado, y el negro de mi bebida ahora dejaba ver las letras, y juro que nunca me había percatado de lo que ponía: "¿Has dejado ya tu huella?" Si tienes que preguntartelo, date por bien jodido, yo sonreía a una pantalla vacía que iba llenandose de mí en letras. Tengo once días para acabar un relato y me queda algo de pasta y tabaco, y noches, y vasos, y te tengo a tí, yann.
Los dioses nos envidian y es por algo muy sencillo,
El tacto de la piel y el daño que hace un cigarrillo,
Es la espontáneidad, la levedad, libre albedrío,
Envidian lo importante en esta triste levedad, y que ahora escribo,
Nos envidian por mortales, por libres y por rivales,
Nos adoran por los éxtasis carnales,
Instintos animales,
Besos de disfraz en carnavales,
Ebrios pensadores del amor entre portales...
Vástagos vagos amagos de una estirpe noble,
Magos del papel a manos de sus sobrenombres,
Patios mojados con los patines oxidados de un pasado,
Propósitos perdidos y aparcados,
Yo nunca acabo lo que empiezo,
Y espero no acabarlo nunca o vaya desperdicio,
Solo vicio, de hacer de cada frase un artificio,
Poner las realidades en tela de jucio, y alguien dijo,
Que nadie escribe en calma, y es tan cierto,
Que en calma escribiré cuando se muera el sentimiento,
Que vida es un lamento y una risa y un aliento,
Y solo nos intriga lo que no reconocemos.
Habrá mas, pero no hoy. ;)
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