jueves, 3 de diciembre de 2015

Es sencillo.

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Probemos de nuevo.

Cuando es tan personal, el remitente, el destinatario, está tan claro,
Uno quiere decir las cosas sin decir porque decir le lleva a un plano bajo.
Porque el abrirse es algo nuevo a quien se abrió y ahora no sabe cuándo.
Porque el quererse es algo nuevo a quien se quiso y ahora está de parto.
De un sin saber de versos por los besos deseados,
De un sin vivir, de quinceañero, 
un querer de burladero,
un burlar a un sentimiento, y un sentir que quema dentro,
un abrir la caja de recuerdos,
un amar,
un naufragar en un deseo,
llenar el cenicero, por no poderte llenarte de besos,
te llevo tan dentro.
que el tacto se me ha confundido,
y al acariciarme te acaricio,
y es el vicio,
de rondar de unos niños aventureros.
el desquicio de hablar con paredes a las seis y veinte me reinicio,
y quizás mañana me arrepienta,
de lidiar conmigo mismo y con la ofensa de esta afrenta que revienta.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Fachada. (La isla)

Caminaba liando un cigarrillo.
Ella le miró, hasta el alma,
y la mente de ella voló,
y se imaginó una vida, 
-al detalle-.
Una vida de emociones, de sangre y alma,
de inquietudes inmortales, trascendentes,
y él caminaba, liando un cigarrillo.
Ella le vio, le vio cerca, le vio por dentro,
y vio todas sus preocupaciones, 
oníricas, espirituales,
lucía atormentado por una sensibilidad especial,
como un conocedor de su propia existencia,
y por tanto, de la profunda falta de sentido de la misma,
todo en un rostro, su rostro,
ella lo dedujo así, pletórica,  como transportada,
a todas las novelas, a todas las películas,
que alguna vez tocaron su corazón.
y mientras tanto él;
liaba un cigarrillo
y ella se enamoró en el acto,
quería salvarlo, acunarlo, 
mecerlo en su pecho, y decir que todo saldrá bien.

PERO

Él sólo caminaba, de alguna parte, hacia alguna otra,
pensando en alguna -puta- cosa,
y liando un -puto- cigarrillo,
orgulloso de su aparente invisibilidad.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Me echo de menos.

La lluvia sonaba contra el cristal, como un cielo llorando a mares,
como un Dios violento odiando a los mortales,
iracundo con un mundo que te vende las estrellas,
y pagamos una vida de secuelas de doctrina en las escuelas,
de una imagen del amor distorsionada,
un querer y no poder hacer del hecho de estar bien, nuestra morada,
una búsqueda incesante del sentir,
un camino extenuante hasta la meta del querer morir por tí,
canción descafeinada y repetida hasta el desgaste,
como un mantra que nos mece en el desastre,
susurra en nuestra mente que seremos de película o de nada,
de un amor de puñalada, amor que sangra,
y frustra, si no encuentras lo que dices que te  gusta,
y asusta, pensar que es otra cosa lo que buscas,
y duele, sentir que todo llora cuando llueve,
y vuelve, ese pedazo de uno mismo que se va pero no muere.