viernes, 10 de enero de 2014

El vaho.

No tengo vaho si no es humo de un pitillo,
no me grabarán las cámaras andar por los pasillos,
y entresijos de un cuerpo vacío,
del hablar necio de un cretino, 
servirán como epitáceo de lo mismo.
Esqueléticas esquelas para esquemas de una vida de duquelas,
entre mal de amor y dolores de muelas,
y angustias y remedios y quimeras,
con desiertos y palmeras,
y el agua que nunca llega y desespera,
he perdido el alma entre las notas,
la magia entre los dedos, la nostalgia entre las copas,
las botas del soldado y los galones de la ropa,
las sábanas mojadas y la almohada del color de la derrota.
Que me arrastre el viento, como una hoja,
que me meza y estremezca y que me mezcle con hielos y coca cola,
que bañe con la leche de amapolas,
y poder domir sin más entre la espada y la pared hasta que rompa.