Con pitillos ajustados a una vida no tan ancha,
la escarcha de los tejados caía sobre su pelo,
un cigarro entre los labios y un lamento en la mirada,
el fortuna se mojaba mientras buscaba un mechero,
la urbe es su cenicero, entre bares su bautizo,
no importa por qué lo hizo, lo que le pesa es el precio,
cuantos tercios hacen uno, cuantos para deshacerlo,
cuantos cuentos, cuantos llantos, va contando en movimiento,
la conozco y me conoce, porque el roce hizo el cariño,
tropezamos en la barra, y desde entonces la envidio,
Sienna Miller del delirio, belleza de lo maldito,
con un cuerpo para el mal, y un corazón derretido,
su tren se marchó hace mucho, pero vive sin quimeras,
mata el tiempo paseando, sabe que nadie le espera,
y en su pecho su nevera, y en su cara su fracaso,
el fondo de cada vaso, deja paso a las duquelas,
una vez fue una princesa, una vez lo apostó todo,
como yo, como nosotros, como perder hasta el fondo,
como un fondo seco y negro, con una luz de esperanza,
una ilusión que agoniza detrás de cada calada,
va esquivando las miradas, no es persona de palabras,
las palabras hacen poco, si nada las acompaña,
y el futuro, telarañas, y el presente, pensar en mañana,
y mientras tanto llegaron las vacas flacas,
es preciosa como nadie, nadie sabe valorarla,
una flor mustia y preciosa, muerta en vida, delicada,
es perfecta en el reflejo de lo que hicieron de ella,
cada cicatriz merece poner su nombre a una estrella,
y entre tanto pasa el tiempo, se fue la lluvia de Marzo
apaga su cigarrillo, y camina hacia el estanco.
la escarcha de los tejados caía sobre su pelo,
un cigarro entre los labios y un lamento en la mirada,
el fortuna se mojaba mientras buscaba un mechero,
la urbe es su cenicero, entre bares su bautizo,
no importa por qué lo hizo, lo que le pesa es el precio,
cuantos tercios hacen uno, cuantos para deshacerlo,
cuantos cuentos, cuantos llantos, va contando en movimiento,
la conozco y me conoce, porque el roce hizo el cariño,
tropezamos en la barra, y desde entonces la envidio,
Sienna Miller del delirio, belleza de lo maldito,
con un cuerpo para el mal, y un corazón derretido,
su tren se marchó hace mucho, pero vive sin quimeras,
mata el tiempo paseando, sabe que nadie le espera,
y en su pecho su nevera, y en su cara su fracaso,
el fondo de cada vaso, deja paso a las duquelas,
una vez fue una princesa, una vez lo apostó todo,
como yo, como nosotros, como perder hasta el fondo,
como un fondo seco y negro, con una luz de esperanza,
una ilusión que agoniza detrás de cada calada,
va esquivando las miradas, no es persona de palabras,
las palabras hacen poco, si nada las acompaña,
y el futuro, telarañas, y el presente, pensar en mañana,
y mientras tanto llegaron las vacas flacas,
es preciosa como nadie, nadie sabe valorarla,
una flor mustia y preciosa, muerta en vida, delicada,
es perfecta en el reflejo de lo que hicieron de ella,
cada cicatriz merece poner su nombre a una estrella,
y entre tanto pasa el tiempo, se fue la lluvia de Marzo
apaga su cigarrillo, y camina hacia el estanco.
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